Hubo un rayo de luz antes de la luna nocturna del domingo. Minuto "treinta y pico". Cayó sobre Follonier y el "Pato" desempolvó el libro de destrezas del potrero. Este Mitre "pibe de la calle" se prendió a la lucha en una sesión de malabarismo. Si, este Mitre que se vió obligado a mutar de príncipe a mendigo, que priorizó el campeonato económico, que junta estampillas para guardar sus ahorros… ahí está arriba prendido. Ganó una final con un golazo de su Capitán y con otro que fue un flash, una ráfaga, una ilusión óptica. Pum Suarez, tac Pissani, tac Follonier y a abrazarse nomás.
Este es el Mitre de hoy. Anda trepado al cielo del campeonato sin sufrir de vértigo, porque lo primero que entendió es no perder de vista la humildad. Y a partir de esto se nota que va creciendo, despacito, paso a paso. Pero madura. Afianzado en un arquero notable. Una sólida estructura defensiva, a la que se suman los "desdoblados" Carena y Culasso, y en ese doble cinco de acero que van conformando Martinazzo y Lencina. Es la base, para no perder. Y de allí para adelante la confianza depositada en los “creativos” Vera, Acevedo, Figueroa, y Pissani y Follonier de puntas, pero siempre intentando por abajo. Entonces, su perfil invita a la interrogación permanente. ¿Cuál es su verdadera cara?. ¿La del primer tiempo o la del segundo?. ¿Es ese equipo que titubea al arranque o el que entra desde el min. 45 hasta el 95 con los dientes apretados dispuesto a ganar el partido?. Por momentos parece que el único que lo puede apurar es su tribuna. Tiene muy en claro que la ansiedad por cerrar los partidos lo ha traicionado más de lo que lo ha ayudado.
Este Mitre prendido es el mismo Mitre que tocó fondo mal en el 2009. Que sus jugadores son compasivos hasta
con la morosidad de sus salarios. Que hace un esfuerzo grande para vivir concentrado en todos los frentes. Y no se puede detener en tantas cuestiones de identidad y paladar. Y habrá que quererlo así…y comprenderlo. Si su casa se empobreció. Y la vieja anda con la libreta del almacenero. Y si gran parte de lo que está hoy levando, es esa pizza casera amasada con la harina que había en las inferiores. Y si no conoció el delivery de jugadores y arrancó el Apertura como Dios lo trajo al mundo. Y todos en silencio, con humildad. Amarrocando, chito, chirolas de ilusiones.
¿Cómo no lo vamos a bancar, entonces?. Nobleza obliga, porque enarbola la modestia algo que engrandece a quien se sabe Rey en desgracia. De allí la convicción y las sinrazones del corazón que nos empujan a respaldarlo. Y aunque todavía le falte para recuperar su status, el viejo trencito de carga del que habla Jota Jota, va. Con esa locomotora a vapor que de la raya para adentro tiene un conductor espiritual como Lencina, imposible de abandonar y no contagiarse en su exuberante voluntad de arrastrar los vagones. Si además, esos que arrancaron de la "última estación" andan decididos de ponerse los largos y pelearle a la vida. Emociona, porque vive la lucha pero no puede con su naturaleza y se le escapa el arte.
Este el Mitre de las esquinas que arrima las propinas a casa. Que cartonea o revolea los palitos. Que hoy se ganó la coca y unas buenas milangas con fritas. Los más ricos manjares de la vieja. Sus malabares cotizan en bolsa en un medio plagado de equipos técnicamente pordioseros. Vamos Mitre… que la gilada, no entiende nada. Amén de sortilegios y malabares, mucho menos de caerse y no abandonar hasta levantarse…
Sube… Sube… Mitre… bandera de mi amor. ¿Quién lo iba a decir?. El Mitre "pibe de la calle" ahí arriba. Y ahí andan otros a los que la abundancia los hizo pobres. Tac…tac…tac para acá, tac…tac…tac para allá. ¿De qué carajo se trata?. Gracias, pibes. Por este presente que emociona. Que habla que la "memoria" del viejo Mitre está viva.