"Bienaventurados los que están en la cima porque será cuesta abajo el resto del camino", dijo Serrat.
El honor, la gloria, los domingos que pasamos juntos. Allí están los amigos anónimos con los que nos abrazamos, los peligros que corrimos juntos, los kilómetros que desandamos, las noches que nos desvelamos, las tardes familiares que nos perdimos, las novias que no nos entendieron, las mufas que nos agarramos. Los hijos que nos pidieron: ¿Papá, me llevás?... y vos que te mordías de ganas pero sabías que no era el día. No escuchan que está murmurando la voz de un pueblo, los nombres de tantos cracks que desfilaron por nuestra institución. No registran que dentro de nosotros habitarán por siempre el ilustre Central Argentino y las charlas con mi tío, mi hermano, nuestros amigos, el viejo, el abuelo, sobre todo lo que pasamos juntos. Tanta envidia hay que me tengo que poner a escribir entre rabioso y agradecido esto que siento, ahora mismo. ¡Vos podés, Todos podemos, Mitre! Esto no se entrega, ni aún perdiendo.
Claro que podés, si pudiste volver despues de 21 años, si fuiste el más goleador, el que mejor jugó, el que instalaste la palabra “semillero”, el que que tuvo equipos como trenes, jugadores celestiales, ídolos nacidos en tu maternidad… ¿Quién puede venir a decirte que sos boleta?. ¡Cuánta estupidez junta que hay que escuchar!. ¿Qué es lo que te puede matar?.
Vamos, pibes. Jueguen con sangre, pero jueguen. ¿Y nosotros? ¿Cómo jugamos?. Sin romper nada. Como lo hizo siempre el hincha de Mitre. Con grandeza, recibiéndo al equipo como cuando volvió hace ya 5 años. Con la “oooo” estirada como nunca. ¡Sooooy de Mitreee!. Que sea nuestra oración. Que sienta pánico el relámpago, que se averguence el trueno, que la naturaleza haga un volcán de tantos corazones solitarios que hoy sienten morirse anegados de lágrimas. Encendamos el “fuego sagrado” que solo Mitre esconde.
Alentemos como nunca. Juguemos como solo los dioses pueden hacerlo. Ellos únicamente saben del destino. Pero nosotros, los “locos”, “los necios”, “los delirantes”, “los soñadores”, “los idealistas”, “los utópicos”, “los valientes”, “los hambrientos”, “los afónicos”, “los desarrapados”, “los desahuciados pero vivos”. Bienaventurados todos ellos porque saben que en cada alegría hay una amargura. Que en cada Odisea una jornada heroica. Nosotros, nos debemos al más noble y bello sacrificio: el del aliento.
¡Todos podemos!. ¡Todos los sabemos!. Los que viven en los parajes más recónditos de Las Varillas, apelando a sus rituales más sagrados y secretos. Los fieles que están diseminados por todos lados mandando su energía, con solo colocarse la camiseta que un día se llevaron en sus valijas.
¿Quién pone esos títulos escandalizantes qué nos quieren poner más ansiosos?. ¿Quién quiere hacernos pelear entre nosotros?. No le hagamos el caldo gordo. Mitre vino con otro destino al mundo. No el de los “negocios”, aunque algunos se confundan. Vino a darnos pertenencia, arte, sociabilidad, competencia deportiva y futbol, mucho futbol. Ese que tiene “la redonda” como instrumento, que parecía enojada y se había ido. Pero como “siempre se vuelve al primer amor”, ya esta volviendo. ¡Cómo volvemos nosotros!. Después de tantas amarguras para demostrar “lo que es Mitre en la malas”. En las canchas que nos toque. Donde el destino lo disponga.
Por todo esto. ¿Quién es capaz de abandonar?. ¿Quién se anima a darse por muerto?. Es como auto amputarse el corazón. Tomar una pastillita azul contra el amor o una amarilla contra la esperanza. Ir al doctor y decirle: ¡Prefiero no sentir, no ver!.
Bienaventurados los adictos a emociones fuertes. Los que no confunden lo que está bien con lo que les conviene.
Bueno, si sos de Mitre vos sabés que lo nuestro es distinto. Jamás seremos ignavos ni corderos de malos pastores. El plantel leyó cada una de las bandera que la hinchada cuelga domingo a domingo. Esa es la impronta que tiene en la piel el hincha de Mitre. El que vos te tatuaste. El que está impreso como modelo de fútbol y de hincha de ese estilo en donde sea.
Están haciendo de la desgracia algo evidente y se olvidan de tanta felicidad subterránea. El domingo es un reto, defender la alegría. Aunque los números digan lo que quieran. Y la vida te pase factura. Está casaca Celeste trémula de pasión seguirá su ruta, para limpiarse la casa como corresponde.
Siempre habrá un perro perdido por ahí que nos impedirá ser felices completamente. Por eso… ganes o pierdas. Demostremos lo que es Mitre. La gloria no se pierde en 90 minutos. Lo que se pierde es la cabeza.
Es tan simple, a fuerza de ir todo mal comienza de repente a ir todo bien.
Bienaventurados los que aman a Mitre porque tienen asegurado el romance eterno.
Bienaventurados los que creen que estamos entregados. De ellos es el Reino de los ciegos.