Vení, acompáñame en este
sueño. Instálate imaginariamente en el clásico que ya se viene en el Central
Argentino. Contemplá el cielo por un instante y descubrí entre ese rabo de
nubes, como se dibujan once corceles blancos, briosos, montados por eximios
guerreros.
Ahora, descubrí un punto fijo en el techo del
cielo. No pienses que es la tarde o la noche. Solo intentá abstraerte. Sin
perder de vista ese punto, mirá como de pronto el techo del universo se empieza
a abrir para que se descuelguen infinidad de estrellas titilantes y fugaces
sobre nuestras almas. Como si en realidad se despegaran las letras y los
márgenes blancos de los diarios cortados a mano. ¡No!. Es el infinito sideral y
una nueva dimensión que va a operar junto a nuestro rezo. “Se viene Mitre…” y
un fuego de volcanes celestes emularán el resplandor de la vía láctea. Allí
están, aguardando, esos millones de meteoros tan alucinantes como los que
encandilaron la tarde del “más grande recibimiento” - la de la vuelta en el
2007- que nos obligan, ya, a cerrar los ojos y soñar con el instante mágico. Estás
ciego, solamente tus otros sentidos fluyen por todos los poros de tu cuerpo. A
través del tacto, solo sentirás el paño de tu bandera. Tus oídos serán
perforados por el rugir de la “hinchada máxima” y tu olfato, tu olfato te
indicará que del otro lado estarán ellos. Ya, con los grifos cerrados de
todos tus sentidos. Solo deja abierta la puerta a la emoción. Date cuenta que
vas formando parte de esa luz, como si fuera el hongo atómico de cientos
corazones en llamas y vas a hacer contacto. Tendrás que estar atento,
porque Cronos detendrá el tiempo y habrá un segundo fugaz, sublime, casi
imperceptible, que en el medio de tanta canto y tanta locura, la cancha
enmudecerá junto a vos. Vas a recibir una vibración cósmica que estará
preanunciando lo que va a suceder. De la constelación comenzarán a
descender “los ángeles guardianes de Mitre” hacia el verde césped. Si
lográs hacer eje con lo sagrado, que significa ser hincha de Mitre tendrás el
privilegio de ponerle ojos a tu corazón. Tendrás la certeza infinita de
contar con la compañía más poderosa que el cielo te puede regalar. Entonces,
si logras sentirte ciego por un segundo y confiar en lo que allí va a suceder,
bajarán ellos. “Los ángeles guardianes de Mitre”. Estarán los duendes de Pitín
Ferrero y el dominio de toda el área, el Loco Martini y sus mágicos reflejos,
el amor propio del Javi Arguello y la prestancia del Nata Caravanzola. En el
medio el Popa Mayorga, y por si falta meter pierna el Joa Marchisio listo para
raspar. A la derecha Dario Zarate y Pitero, para conducir. Para crear, el
Elvio, sacando conejos de la galera , dándole chamuyo a la pelota y escondiendo
el piolín con que la sujeta. De punta, los veo al Dani Astegiano y su capacidad
goleadora y la glacial y veloz contundencia de Tito Juan, que aunque no haya
vestido la "celeste" estoy seguro de que como buen amante de la
redonda, hubiera estado orgulloso de defenderla a muerte.
Hay otro pelotón de fusilamiento: la potencia de Grasso, la maestría de Caste, la polenta del Manolo, el toquecito matador de Culasso, el olfato de Follonier. Estarán todos o casi todos. Imagínate, entonces el domingo soñado.
Descenderán, luego, nuestros guerreros de sus corceles, con el Juancho Panero a la cabeza, y el imperioso resguardo de nuestros ángeles. Los que armaron este hilo conductor que nunca más deberemos traicionar. Porque creemos en “el fútbol arte” de manera religiosa. Porque debe haber un punto de inflexión y reencontrarnos con la memoria de nuestros viejos sabios de la tribu. Porque somos diferentes. Porque los demás solo poseen diablillos que de tanto en tanto meten la cola. Sus ídolos, quedaron encerrados en el hades del mal gusto futbolero. Por todo esto te pido, que vengas a ofrecer tu corazón que será parte del motor de la victoria. Para empezar a conjurar, estos viejos demonios que exigen el mal a los maestros. Por todo esto: “Podrán decir que soy un soñador, pero no soy el único”. Lo inmortalizó John Lennon, vos lo vas a hacer posible. Todavía no tiene fecha, es que este amor nunca la tendrá. Es atemporal.
Hay otro pelotón de fusilamiento: la potencia de Grasso, la maestría de Caste, la polenta del Manolo, el toquecito matador de Culasso, el olfato de Follonier. Estarán todos o casi todos. Imagínate, entonces el domingo soñado.
Descenderán, luego, nuestros guerreros de sus corceles, con el Juancho Panero a la cabeza, y el imperioso resguardo de nuestros ángeles. Los que armaron este hilo conductor que nunca más deberemos traicionar. Porque creemos en “el fútbol arte” de manera religiosa. Porque debe haber un punto de inflexión y reencontrarnos con la memoria de nuestros viejos sabios de la tribu. Porque somos diferentes. Porque los demás solo poseen diablillos que de tanto en tanto meten la cola. Sus ídolos, quedaron encerrados en el hades del mal gusto futbolero. Por todo esto te pido, que vengas a ofrecer tu corazón que será parte del motor de la victoria. Para empezar a conjurar, estos viejos demonios que exigen el mal a los maestros. Por todo esto: “Podrán decir que soy un soñador, pero no soy el único”. Lo inmortalizó John Lennon, vos lo vas a hacer posible. Todavía no tiene fecha, es que este amor nunca la tendrá. Es atemporal.