Si por un día pudiera ser Julio César, Enrique V o William Wallace (el "escocés valiente" que hasta pintó su cara con nuestros amados colores), tres especialistas en arengar a sus tropas y desde el estado de mayor convalecencia, despertar su amor propio para ganar batallas dadas por perdidas. Pero no, la realidad me indica que soy un simple habitante de la hinchada, que esta atrás del alambrado y que hay tareas más difíciles que ganar la Guerra de las Galias, convertirse en regente de la corona de Francia o librarse del yugo de Inglaterra. Y esa tarea es levantarle el ánimo a este equipo, que nunca demuestra haber bajado los brazos, pero las cosas del fútbol hacen que ésto parezca.Estamos nosotros. Que estamos con mucha rabia, pero que las dudas de amor nos pueden durar segundos, minutos, horas. Vos y yo. Nosotros. Que vamos a esperar al equipo sin desesperar, porque antes que él, estamos nosotros.
Que elegimos morir "amándote". Y que ya estamos jugando el Apertura 2011.
Que si se apaga nuestra voz, solo se irá apagando junto al eco de los bombos, como última señal de exhalación, ese hilo de aire que quedará arremolinado en renovados intentos.
Por eso este amor con rabia, hoy nos empuja a gritar al viento: ¡Aguante Mitre, carajo!
Que se haga alma colectiva, rápida, de nuevo. Porque ni vos, ni yo, ni todos los que le ponemos el pecho a Mitre vamos a claudicar un centímetro más de desaliento.
Vos justamente, que toda la vida sin pedir nada a cambio, lo entregaste todo, no te guardaste nada. Pintaste el Parque Almafuerte o Álvarez Luque de Celeste, como Quinquela jamás lo hubiera soñado.
Y fuiste uno de los tantos locos que nos enseñaron:
"Como se puede amar igual después de casi 60 años".
Vos que siempre a “pulmón” te la pasas pagando la entrada y llenando cualquier cancha,
no llenándola únicamente en "buenas rachas". A usted, que se bancó del 86 al 2007 el no poder ir a ver al club de tus amores por no tenia 1ª división. A todos los que nos desangramos en esta "vida infame" de comienzos de los ’50 porque no podemos gritar "DALE CAMPEÓN".
Por eso, ¿qué más te puedo pedir? Ya es hora de recibir algo y andamos con esta rabia.
Y si el corazón se siente en fuga, solo nos queda sacar la rabia. Que no se nos pudra adentro. Entendiendo que la rabia es hija de la desilusión, pero que después, inexorablemente, volverá la alegría. Deja que la rabia venga, que nos reencuentre a todos unidos. Para cortar la "pesadilla circular" y convertir la bronca en el canto que no cesa. Para devolvernos ese cacho de sol, ese rezo pagano de alentarte y danzar bajo la lluvia si es necesario. Para descubrirnos en la foto del baldío que todos llevamos en el alma. Vení a vomitar la rabia sin que nos roben la fiesta.
Que la rabia-grito vuelva a ser aliento.
Que la rabia vigilante se la lleve el viento.
Que la rabia entre nosotros sea hacia ellos.
Que la rabia política interna nos deje ver el bosque.
Que la rabia-coño- es paciencia y es guerra… de sueños, de renacimientos.
Que la rabia es también vocación transformadora.
Que la rabia nos acomode el alma… y también los huesos, y del espacio hueco, desde bien adentro resucité entero. Que aunque ayer estuve tan muerto, hoy menos… y el 2011 brillante de nuevo vengo y entrego. Mi voz enjaulada, vuelta a ser aliento. Anudada en lazos entre las banderas, y el tambor del alma clamando revancha.
Quisiera dar mi última señal de rabia-aliento. Sin un invento de "barra brava" que te sigue a todas partes. Sin NO llenar la cancha cuando hace frio. Sin pirotecnia, de fiesta contratada. Prefiero morir mañana, porque hoy ya tengo otros planes para mi inconsciencia. Voy a seguir desde el tablón: para que no decaiga "el derecho al delirio". Ni nos venza el tiempo. Porque si hay un acto criminal, ese es resignarse a la desesperanza.
Amo esta isla, llena de "multitudinarias soledades" y "desencuentros". Que puja por ser continente. Por este amor "Inmenso". Por ese “pacto para vivir”. Por todo esto.
Me encantaría ser César, Enrique V o William Wallace, pero yo soy de los de atrás del alambre y por ahora codo a codo con vos, todavía me la banco. Por suerte, somos cientos de "Corazones Valientes". Hoy y siempre, todos con la "Celeste" puesta.
Somos este ejército... que hoy se levantó cantando "¿Quién dijo que todo está perdido?". No ven esa marea celeste "viniendo a ofrecer su corazón".